LA IMPORTANCIA DEL JUEGO!
El juego es la principal actividad a través de la cual
el niño lleva su vida durante los primeros años de
edad, así como lo menciona Jean Piaget y María
Montessori. Por medio de él, el infante observa e
investiga todo lo relacionado con su entorno de
una manera libre y espontánea. Los pequeños van
relacionando sus conocimientos y experiencias
previas con otras nuevas, realizando procesos
de aprendizaje individuales, fundamentales para
su crecimiento, independientemente del medio
ambiente en el que se desarrolle (Arango, et. al.
2000: 4-9)
¿Por qué es sano jugar?
A pesar de lo que muchos adultos y padres de
familia, pudieran considerar como una actividad
de distracción y poco compromiso, el juego implica
una serie de procesos que contribuyen al
crecimiento integral del infante.
Principales funciones que tiene el juego en la vida infantil
Educativa. El juego estimula el desarrollo intelectual
de un niño, permitiéndose hacer juicios
sobre su conocimiento propio al solucionar problemas,
de esta manera aprende a estar atento
a una actividad durante un tiempo. Asimismo,
desarrolla su creatividad, imaginación e inteligencia ante la curiosidad por descubrirse a sí mismo
y a su entorno. El sentimiento de realización y
las lecciones que aprende, lo motivan a ejercitar
después sus ideas en situaciones de la vida real.
Física. El niño desarrolla habilidades motrices y
aprende a controlar su cuerpo. El juego provoca
un desahogo de energía física, a la vez que le
enseña a coordinar sus movimientos e intenciones
para lograr los resultados deseados en el juego.
Emocional. El juego resulta un escape aceptable
y natural en el niño para expresar emociones que
muchas veces con palabras no puede expresar. Al
usar su imaginación, el párvulo puede pretender
ser otra cosa a lo que es en realidad. Permite a un
niño desarrollar una actividad sin tener responsabilidades
totales o limitantes en sus acciones.
Fomentando su personalidad e individualidad,
ayudándolo a adquirir confianza y un sentido de
independencia. Se le permite tomar sus propias
decisiones y reglas, sin que exista alguien más imponiéndose
o reprimiéndolo.
Social. A través del juego el niño se va haciendo
consciente de su entorno cultural y de un
ambiente que había sido durante sus primeros
años ajeno a él. Funciona como un ensayo para
experiencias venideras, ya que va entendiendo el funcionamiento de la sociedad y de las acciones
de los seres humanos. De esta manera, aprende a
cooperar y compartir con otras personas, conociendo
su ambiente. Asimismo, aprende las reglas
del juego limpio, así como a ganar y a perder.
https://www.youtube.com/watch?v=UATxQmKSJZE
De acuerdo a la edad del niño, se observan
en el juego seis conductas principales que dan
forma al juego (Mack y Gilley 1980: 11-37, Arango
2000: 12-14)
1. Conducta desocupada. Observa objetos y acciones
cercanos a él momentáneamente sin participar
directamente (2 y 2 1/2 años).
2. Comportamiento de espectador. Observa
mientras otros juegan, habla con otros pero no se
ofrece a participar en el juego (2 y 2 1/2 años).
3. Juego solitario. Juega solo con otros juguetes,
no habla ni juega con los otros aunque puede
intervenir en la conversación (2 y 2 1/2 años).
En esta etapa es normalmente el padre u otro
adulto, quien puede intentar acercar al infante con
los otros niños, o tratar de enseñarle la importancia
de compartir con los otros al ser los únicos a
quienes permite tomar sus objetos.
4. Juego paralelo. Elige los mismos juguetes que
los niños que lo rodean, pero no hace esfuerzos
por interferir con los otros (3 años).
5. Juego asociativo. Forma libre de juego en
grupo y, es el intento inicial de actividad colectiva
(3 1/2 a 4 años).
6. Juego cooperativo. Actividad colectiva organizada
donde participan en grupo para con una
meta específica con materiales (4 a 5 1/2 años)
7. Juego grupal. El niño ya puede asociarse y
hacer amigos al encontrar en ellos semejanzas en
gustos e intereses (5 1/2 a 7 años).
A esta edad el niño ya toma actitudes más reales
en relación con el entorno exterior y, por lo
tanto, sus juegos son más organizados y complejos.
Se dirige ante la curiosidad por descubrirse a
sí mismo y a su entorno. El sentimiento de
realización y las lecciones que aprende, lo motivan
a ejercitar después sus ideas en situaciones
de la vida real.
LOS PADRES!
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La presencia de los padres a lo largo del crecimiento del niño es de suma importancia, ya que
cuando uno de los dos no está presente, es posible que el infante experimente dificultades en su
desarrollo; sin embargo, la probabilidad de que un niño con dichas características se convierta en un adulto equilibrado, es la misma que la de aquel criado dentro de un hogar armónico (1992: 20).
Como menciona Vigotsky, la familia es la primera escuela del pequeño, ya que él imita lo que
ve a su alrededor, tanto las acciones y formas de expresarse por parte de los que lo rodean, hasta
su forma de pararse o vestir. Por tal motivo, es necesario estar conciente de la importancia que
tiene la educación del infante, y de lo que probablemente puede aprender dentro del hogar
(Morea, Lucas ) Desafortunadamente, en algunas familias es posible observar una total despreocupación por el desarrollo integro de los niños, creyendo que los aspectos educativos son únicamente responsabilidad de la escuela. Mas desconocen que el pequeño percibe o siente el menor cambio en el tono de sus padres, llegando todas estas sensaciones mediante vías invisibles que no se perciben a simple vista (Diez 1992: 20).